martes, 5 de julio de 2011

3/7. Visita a París!

Hoy toca…. Visita a París! :D Aprovechando que el ticket para el metro baja mucho de precio el fin de semana, cogemos el RER A desde Marne-la-Vallée a las 11 de la mañana.
Lo primero que llama la atención es... la diversidad. Sólo en el metro, veíamos gente de todas las esquinas del mundo. Delante nuestra, una pareja india con su hijo.  Sudafricanos, afroamericanos, chinos, marroquíes… y… de todas partes!
Nos bajamos en Charles de Gaulle – Étoile, y tras hacer una paradita para ver el Arco del Triunfo, bajamos a ver la torre Eiffel. Pensábamos que el camino sería mas corto... pero nos dimos una buena caminata a lo largo de una calle repleta de embajadas de los países más recónditos (otra muestra de la diversidad de la ville). Por fin, llegamos al museo del Hombre, donde subimos para tomar un par de instantáneas de la torre… y allí nos topamos con… una boda! O… más bien una sesión de fotos pre (o post) boda. La novia posa con su vestido (que era el más hortera que he visto en mi vida, todo hay que decirlo) mientras su madrina, (vestida aún peor que la novia si cabe) le sujeta la cola del traje. Al lado, un hombre vestido de traje sujeta una copa de champagne, y el fotógrafo disparando.  Y, a todo esto, decenas de asiáticos a su alrededor contemplando la pintoresca escena con expectación. Cómo no, los de las fotos de boda… ¡españoles! (de dónde si no?) :P
A continuación, nos tomamos un sándwich en el césped de la calle de las Naciones Unidas con la torre Eiffel de fondo, y en seguida visitamos la misma. Ya desde lejos se parecía lo grande que es… pero hasta que no estuve debajo no pude darme cuenta (por segunda vez) de lo majestuosa que es. Es imposible no sentirse indefenso y minúsculo ahí debajo… 
Aún así, por las colas (y el precio) rechazamos la idea de subir a la torre y observar sus vistas de un radio de 73 Km, y nos dirigimos a les Invalides. Por el camino, nos topamos con el Musée du Quai de Branly, y sus paredes hechas con plantas, y, antes de llegar a invalides… el destino nos lleva a cruzar el rio por el puente del Alma (donde murió Lady Di, y donde solía haber un altar en su honor) para, afortunadamente, toparnos junto al Grand Palais con… ¡El Carnaval Tropical!
Un pasacalles interminable de flores, música y exotismo. Todo el mundo sonríe y accede a posar para nosotras.
Volvemos a cruzar el Sena por tercera vez (se ve que le cogimos gustillo a eso de zigzaguear) y nos dirigimos a Inválidos. Una curiosa estampa en su césped delantero llamó nuestra atención: un chico tomaba el sol en calzoncillos, cual modelo posando para Dolce & Gabbana.
Tras atravesar Invalides, pasamos por el museo de Rodin y volvemos a cruzar el rio para llegar al Louvre (no sin antes parar para comprar una caja de madeleines). No lo imaginaba tan grande... pero confirmo: es gigantesco!
Un par de fotitos con la pirámide de cristal y… voilà! Volvemos a cruzar el río por enésima vez, esta vez para dirigirnos a Notre Dame.
Allí, tras otro par de fotos, un hombre nos ofrece hacernos una caricatura por el módico precio de 10 euros. Nos negamos en rotundo, tras lo cual rebaja el precio a 5. Volvemos a negarnos…  me dice que “I like your look!” y en cuanto se percata de que somos españolas, me ofrece una curiosa oferta: Una caricatura gratis a cambio de cantarle una canción en español.
No lo dudamos: le cantamos una estrofa de “María de la O” y, sin parar de darnos conversación, me regala una caricatura de mí con la torre Eiffel de fondo. ¡No sin mientras tanto haberle dedicado otro par de estrofas de Manolo Escobar!
Así que, más feliz que una perdiz, cojo mi retrato y nos dirigimos a Les Halles para coger el metro de vuelta. Vemos la torre de St Jacques y el centro Pompidou…  y cuando llegamos a la estación de Les Halles, observamos que, del total de viajeros en su interior, digamos que el 80% eran de raza negra. ¡Quelle surprise! Esto en España no se ve, eh? Lo más gracioso es que, del 20% restante, la mitad parecían ser asiáticos (sobretodo de India) y el resto eran frikis que venían de un salón del cómic con coloridos disfraces y orejas de gato. ¡Menuda estampa! Si por mí fuera, habría retratado con mi cámara a todos y cada uno de los personajes de la estación. 
 À bientôt!

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